Conclusiones sobre la obesidad hereditaria
La mayoría de especialistas no están de acuerdo en que la obesidad sea hereditaria y consideran la influencia de otros factores en el desarrollo de la enfermedad.
Si nos queda claro que la obesidad puede no ser hereditaria debemos buscar que factores influyen para que una persona se convierta en obesa e intentar solucionar el problema.
Aunque la herencia genética no sea la culpable de la obesidad que duda cabe que todos heredamos una serie de hábitos y comportamientos de nuestro entorno familiar que influirán en nosotros de forma decisiva, ya que los niños tienden a imitar la conducta de sus padres.
Otro punto que parece influir en la obesidad es el tamaño de la familia pues, al parecer esta comprobado, que cuanto mayor es el número de hijos menor es el riesgo de que estos lleguen a ser obesos.
¿Qué podemos hacer? Para evitar la obesidad o compensar la obesidad hereditaria (si es nuestra tendencia familiar) debemos acostumbrar a los niños, desde bien pequeñitos, a comer sanamente, una dieta equilibra en la que estén presentes todos los nutrientes necesarios en su justa medidas conseguirá que los niños crezcan bien.
Como complemento a una dieta equilibrada está el ejercicio físico. Nuestra sociedad es cada vez más sedentaria y esta claro que mirar los deportes desde el sofá no ayuda a quemar calorías. Debemos acostumbrarnos a hacer ejercicio todos los días, ayudará a que nuestro peso y nuestra salud sean buenos.
Aunque los padres sean obesos no deberían preocuparse por si sus hijos padecerán obesidad hereditaria si inculcan, con su ejemplo, unos hábitos de vida saludables.
Seguro que pueden romper o cambiar esa tendencia.
Seguro que pueden romper o cambiar esa tendencia.